Desde la más tierna edad, los sentidos desarrollan una función importantísima: no sólo ayudan al pequeño a conocerse a sí mismo, sino también el mundo que le rodea.
La introducción de nuevos alimentos para el niño se debe hacer de forma gradual. Los alimentos del niño se introducen en la alimentación del niño respetando tanto las etapas evolutivas como la voluntad del niño. Así como comprobando la presencia o la ausencia de intolerancias.
• Es posible que un alimento que no gusta al niño en un determinado período pueda resultar de su agrado más adelante.
• Hay que tener presente que los gustos también cambian con el crecimiento, por lo que es importante que los padres hagan vivir el momento de la papilla en un clima sereno y sin forzar.
• La curiosidad de probar y aceptar alimentos desconocidos también está determinada por lo agradable del ambiente y de la atmósfera que rodea a la experimentación de un nuevo alimento.
• Naturalmente, si los niños tienen una buena relación con la comida desde las primeras fases del destete, este problema se presentará pocas veces. Pero si, por el contrario, los pequeños comen con menos placer, será más difícil establecer, al menos mientras no sean capaces de expresarse perfectamente, si el rechazo depende de un capricho, de un malestar físico o de una verdadera dificultad para aceptar los alimentos.
• Por esta razón, es aconsejable proponer el mismo alimento varias veces (en días distintos), quizás presentándolo de forma diferente o combinándolo con otros ingredientes, pero sin forzar al pequeño a acabar todo lo que tiene en el plato.
A partir del primer año, el pequeño ya domina muchos alimentos y se muestra más preparado para aceptar novedades, platos y texturas distintas, así como para rechazar con determinación lo que no le gusta o aprecia menos.
Fuente: http://www.mibebeyyo.com/ninos/salud-del-nino/sentido-gusto-529
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